viernes, 16 de octubre de 2009

LOS 400 AÑOS DEL TELESCOPIO DE GALILEO


El año 2009 fue elegido como Año Mundial de la Astronomía porque se daba la circunstancia de que en la segunda quincena de Agosto se cumplían 400 años desde que Galileo Galilei construyó su primer telescopio.

Mucho se ha especulado sobre quién fue realmente el inventor del telescopio. Tradicionalmente se había atribuído su paternidad al óptico holandés Hans Lippershey, aunque ya desde el principio, esta paternidad fue discutida por los también holandeses Zacharias Janssen y Jacob Metius que a su vez se atribuían el invento.

Pero últimamente ha tomado cierta fuerza la hipótesis de que aún a finales del siglo XVI el óptico gerundense Juan Roget ya había fabricado un instrumento que podríamos catalogar como un telescopio y que su hermano, Pedro Roget, residía en Barcelona, donde ayudado por sus hijos se dedicaba a la construcción de telescopios. Existe constancia de hasta tres olleres de llarga vista (lentes de larga vista) fabricadas por estos ópticos catalanes, una de las cuales perteneció al noble Pedro de Cardona, por lo que tuvo que ser fabricada antes de 1608, que es la fecha en la que Hans Lippershey reclamó en los Países Bajos la patente de su invención.

Sea como fuere, lo cierto es que en la primavera de 1609 Galileo recibió una carta de un antiguo alumno que le informaba que el óptico holandés Hans Lippershey había construido un instrumento con el que, combinando una lente cóncava y otra convexa, conseguía que los objetos distantes se vieran más cercanos. Galileo estaba por aquellas fechas en Venecia, pues aunque residía en Padua de cuya universidad era profesor de matemáticas, se había trasladado a la ciudad de los canales con el prosaico fin de solicitar un aumento de sueldo (Padua pertenecía al Señorío de Venecia).

Inmediatamente regresó a Padua y antes de 24 horas había construido su primer telescopio, con lentes que encontró disponibles. Este instrumento consistía únicamente en dos lentes simples, una plana convexa y una bicóncava, colocadas en los extremos de un tubo de plomo, y tenía una amplificación de sólo tres aumentos.

Los resultados fueron tan alentadores para Galileo que inmediatamente se dio a la tarea de construir otro con una amplificación de ocho o nueve aumentos. Éste lo construyó con más esmero empleando madera y cuero.

El 8 de agosto de 1609 Galileo invitó al Senado veneciano a observar con su telescopio desde la torre de San Marcos. Los senadores venecianos se quedaron maravillados, pues con el telescopio podían ver el pueblo de Murano, situado a más de dos kilómetros, como si estuviera sólo a trescientos metros, e igualmente podían ver naves situadas tan lejos que transcurrían dos horas antes de que se pudieran ver a simple vista. Era evidente la utilidad de este instrumento, tanto para la navegación como para los tiempos de guerra. El Senado de Venecia, en agradecimiento, casi triplicó a Galileo su salario a 1 000 escudos al año y lo nombró profesor vitalicio de Padua.

Pero el interés y la verdadera curiosidad de Galileo estaban en explorar el cielo nocturno y los telescopios que había construído no bastaban para ello. Por lo tanto, aún antes de finalizar el año 1609, construyó un tercero. Éste alcanzaba ya algo más de veinte aumentos, potencia suficiente para los descubrimientos que con él haría Galileo, aunque su campo de visión era tan pequeño que enfocado a la Luna sólo abarcaba una cuarta parte de la misma. Pero no importaba, aunque fuera observándola por partes, Galileo descubrió los cráteres y montañas de la Luna.

En Enero de 1610 descubre los cuatro satélites mayores de Júpiter (Calixto, Europa, Ganimedes e Io) y durante todo Enero y Febrero los observa para estudiar sus movimientos y sus órbitas en torno a Júpiter.

En Julio de 1610 observa Saturno y descubre una especie de protuberancias a ambos lados del planeta. Pero no logra descifrar que se trata de un anillo. Su telescopio no daba para más.

En Agosto consigue proyectar el Sol en una pantalla a través del telescopio y descubre las manchas solares.

En Septiembre descubre las fases de Venus, lo que le confirma la teoría heliocéntrica.

Y entre tantos descubrimientos, además aún tiene tiempo de observar la naturaleza de la Vía Láctea, de contar las estrellas de la constelación de Orión, de descubrir que algunas estrellas visibles a simple vista son en realidad estrellas dobles o triples... En fin, toda una revolución en el mundo de la Astronomía de aquellos tiempos, realizada en menos de un año y con un telescopio de 20 aumentos.

Es remarcable el hecho de que en nuestros días unos binoculares de 20 aumentos o más están al alcance de cualquiera, con una óptica mucho más nítida y un campo de visión mucho más amplio que los que tenía Galileo con su telescopio. Por lo tanto, cualquier persona puede observar hoy en día con suma facilidad todo lo que maravilló a Galileo y a sus contemporáneos, sin necesidad de adquirir un costoso telescopio astronómico.

La única ventaja que tenía Galileo sobre nosotros era la pura, transparente y límpida atmósfera de las oscurísimas noches de la Florencia del siglo XVII. Es decir, estaba libre de la polución y de la contaminación lumínica que tanto nos tortura a los astrónomos aficionados del siglo XXI.

En resumen, Galileo Galilei no inventó el telescopio, pero fue el primero en usarlo para la observación astronómica siguiendo el riguroso método científico de la observación continuada, la anotación cuidadosa, la verificación paciente y la divulgación didáctica.

1 comentario:

  1. WWW.LEYCOSMICA.ORG

    Quiero felicitar al autor de este blog, siempre es bueno saber que existen personas con ganas de difundir estas enseñanzas. Espero que visites nuestra comunidad en LeyCosmica.org y compartas tus conocimientos de viajes astrales, nueva era y OVNI en nuestros foros y blogs, espero que nos veamos en el chat.

    Un saludo a todos.

    ResponderEliminar